«El hombre es un ser social cuya inteligencia exige para excitarse el rumor de la colmena.» – Santiago Ramón y Cajal

Somos seres sociales, la interacción con los demás repercute en todos los ámbitos de nuestra vida. La mayoría de los proyectos que nos proponemos en nuestra vida personal o profesional dependen de la participación de otras personas. Por ese motivo, las habilidades sociales son cruciales para alcanzar o concretar esos objetivos.

Podríamos definir las habilidades sociales son un conjunto de destrezas (como persuasión, asertividad, empatía, tolerancia, etc.) que nos permiten relacionarnos de la mejor manera posible con otra u otras personas. Es por eso que necesitamos conocerlas y ejercitarlas para desarrollarlas.

LAS HABILIDADES SOCIALES COMO PARTE DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

La Inteligencia Emocional (IE), término acuñado por Daniel Goleman, se encarga entre otros aspectos de estudiar y facilitar el desarrollo de estas habilidades. «La inteligencia emocional es, en pocas palabras, el uso inteligente de las emociones: de forma intencional, utilizándolas con el fin de que nos ayuden a guiar nuestro comportamiento y a pensar de manera que mejoren nuestros resultados. La inteligencia emocional se utiliza de forma intrapersonal (cómo desarrollarla y utilizarla en relación a uno mismo) e interpersonal (cómo ser más efectivos en nuestras relaciones con los demás).

Por ello, ha sido necesario introducir en la educación ese concepto de desarrollo de habilidades: los alumnos deben terminar su formación obligatoria con un conjunto de capacidades mínimas para les permitan afrontar sus proyectos de vida con posibilidades de éxito. Es decir, que adquieran los recursos que son necesarios para resolver los problemas de la vida real con el mayor nivel de autonomía posible.

¿QUÉ HABILIDADES SON MÁS IMPORTANTES?

Siguiendo con la IE, cuando una persona carece de los elementos mínimos para reconocer sus propias emociones y en consecuencia las emociones de los demás, esa carencia se ve reflejadas en la forma de enfrentar la vida. En el ámbito social, todos conocemos ejemplos de personas con una capacidad intelectual más limitada que, sin embargo, son grandes triunfadores en el terreno profesional y personal. Y ocurre también lo contrario: personas con capacidades intelectuales impresionantes que son incapaces de ponerlas en valor por sus escasas habilidades sociales.

Las habilidades sociales cubren un amplio espectro de competencias y como la comunicación verbal y no verbal, la resolución de conflictos interpersonales o la respuesta eficaz a las críticas. Se concretan en habilidades que todos conocemos, como empatía, cortesía, escucha activa, asertividad, autocontrol, cooperación o comunicación.

Sin embargo, hay una habilidad que destaca sobre todas las demás por su importancia, la asertividad. La asertividad es una parte esencial de las habilidades sociales que reúne las actitudes y pensamientos que favorecen la defensa de los derechos propios con respeto, es decir sin agredir ni permitir ser agredido. La comunicación asertiva es una forma de expresión honesta, directa y equilibrada, que tiene el propósito de comunicar nuestros pensamientos e ideas o defender nuestros intereses sin la intención de perjudicar a nadie.

En resumen, gran parte de los problemas de la sociedad nos hacen ver la necesidad de una educación para la convivencia y el desarrollo social. Son muchas las facetas de la vida diaria donde las habilidades sociales marcan la diferencia.

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